Siempre ha existido una afinidad entre los practicantes de Yoga (en especial del hatha Yoga) y los practicantes del Método Pilates. Multitud de profesores de cualquiera de estas disciplinas han aprendido de la otra, ampliando y complementando sus conocimientos, y todo se debe a la complementariedad que tienen.
Se sabe que Joseph Pilates estudió Yoga, pero sus ejercicios evolucionaron en una línea muy diferente, trabajando no solamente en el suelo sino también diseñando aparatos que facilitaban el aprendizaje de los movimientos. Joseph fue un adelantado: creó sus ejercicios a principios del siglo XX, cuando en Europa no existían ni la gimnasia ni la rehabilitación y no se conocía nada del Yoga.
Por otra parte, el Yoga cuenta con numerosas escuelas y modalidades, algunas bastante diferentes entre sí. Incluso podemos decir que cada maestro yogui tiene su propia manera de hacer, respetando, eso sí, los principios del tipo concreto de Yoga que imparta.
Entre ambas disciplinas se aprecian elementos coincidentes y también elementos complementarios. Por eso son perfectamente compatibles, se ayudan el uno al otro. Y todo. ¿para qué? Para desarrollar nuestro potencial mente-cuerpo en sus máximas posibilidades.
Si tomamos unas clases de Yoga en diferentes escuelas y otras tantas de Pilates (también en diferentes escuelas) estaremos de acuerdo en que son métodos distintos; incluso nos daremos cuenta de la variada forma de impartir la clase de los profesores. ¡Y todos buscan la perfección del método, de la técnica! Pero también, si reflexionamos al final de la experiencia de esas clases, podemos destilar de todas ellas algunos principios comunes que podemos aplicar a todos los ámbitos de nuestra vida: en el trabajo, en casa, con los hijos, con nuestros mayores, en la preparación deportiva.
En el hatha Yoga hay 84 posiciones; en Pilates ortodoxo son 32 ejercicios. Si comparamos los ejercicios Pilates y las posturas del Yoga (asanas), encontramos varias de ellas idénticas y otras tantas con ligeras modificaciones. Es como si ambos participaran de gestos, posturas o posiciones que fueran universales.
Otro elemento que destaca es la búsqueda de la conciencia corporal. Luego han aparecido otras técnicas que insisten en ello, pero la manera como lo hacen las disciplinas del Pilates y el Yoga es muy similar. Ambas se basan en un control de la mente sobre cómo mueve el cuerpo, desarrollando patrones neuromotores específicos.
Pero también en la diferencia está lo positivo. Mientras en el Yoga el "centro" de atención es mental, como una meditación que conduce a la unidad del pensamiento y la acción, en Pilates el "centro" se traslada a lo que llama el power house, un centro físico que coincide con el centro de gravedad del cuerpo y, curiosamente, con centros energéticos como el segundo chakra (svadhisthana) o el nudo de samsara o de Brahma, en la energía kundalini.
Aunque las dos técnicas trabajan todo el cuerpo, el Pilates consigue sobre todo una gran flexibilidad de la columna vertebral, segmento a segmento, tanto para la flexión hacia delante como para la extensión hacia atrás. Por su parte, el Yoga mejora considerablemente la flexibilidad de las articulaciones de los miembros (hombros, codos, caderas y rodillas).
El método Pilates trabaja la energía dinámica, el movimiento potente. El Yoga imprime resistencia y estabilidad estática, equilibrio. El Pilates enfatiza el control y el desarrollo de la fuerza para poder moverse con fluidez. El Yoga facilita el movimiento, dotando al cuerpo de una gran flexibilidad desde posiciones estáticas.
Los dos insisten en la respiración y ambos mejoran nuestras posibilidades respiratorias. Pero mientras el Pilates busca facilitar el movimiento con la respiración, el Yoga busca facilitar la concentración.
Potenciar la mente y el cuerpo
En 1997, Jonathan Urla, después de haber estudiado Yoga en EE.UU. e India, de haber sido bailarín, de competir como deportista de triatlón y de graduarse en actividad física, en el método Pilates, en anatomía y biomecánica, se dio cuenta de que estudiar Pilates le había resultado muy fácil por su entrenamiento en Yoga.
Cuando luego volvió al Yoga constató que el entrenamiento de Pilates le permitía hacer las posiciones avanzadas durante más tiempo y con mejor control. Desde entonces desarrolló su método de fusión que llamó YOGILATES. Por una parte son ejercicios que están tomados del Yoga o del Pilates y que al trabajarlos permiten aprender más fácilmente los de la otra técnica. Por otra parte, Jonathan ha desarrollado variaciones que, basadas en un correcto alineamiento y en los principios biomecánicos de ambas técnicas, proporcionan un excelente desarrollo de nuestra potencialidad de la mente y del cuerpo.
Yogilates es un método que complementa los ejercicios del Yoga y los ejercicios Pilates. No sustituye a ninguno de ellos sino que facilita su aprendizaje. Y, además, constituye en sí mismo un potente método de fusión de dos de las mejores técnicas de desarrollo psicocorporal. El Yoga y Pilates unidos en YOGILATES.